
21 de enero de 2025
La pesca artesanal del Magdalena:
Patrimonio cultural que defiende la vida del río
Texto de Karen Cortés y fotografías del proyecto magdalenaanfibia.com
Hace un año la pesca artesanal en el río Magdalena fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. ¿Cómo beneficiará ello a la cuenca del río, a sus habitantes y al resto de los colombianos? Primera entrega de un especial dedicado al río Magdalena.
Hace un año la pesca artesanal en el río Magdalena fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. ¿Cómo beneficiará ello a la cuenca del río, a sus habitantes y al resto de los colombianos? Primera entrega de un especial dedicado al río Magdalena.


Aunque tardía, esta resolución dada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes el 7 de febrero de 2024, es crucial para preservar la identidad cultural de los pueblos que habitan las zonas inundables del río, cuyas tradiciones están profundamente entrelazadas no solo con el desarrollo económico, social y cultural del país, sino también con toda la cuenca del río y los ecosistemas asociados a ella.
La pesca en el río Magdalena es fuente de alimento e ingresos para miles de familias. Se estima que más de 35 mil pescadores navegan por las aguas de la cuenca Magdalena-Cauca, brindando sustento a más de 175 mil personas, según el libro Colombia Azul: Acuicultura Creciente y Pesca Sostenible, publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap).
Pero hoy, más que nunca, el oficio de la pesca está en grave peligro a causa de la contaminación, la alteración del cauce y sus afluentes, la pesca indiscriminada, el cambio climático, la falta de políticas de apoyo y el desconocimiento de ello, o el desinterés, por parte de la población. Aun así, la pesca artesanal resiste, como el bagre o el bocachico, especies amenazadas que siguen nadando contracorriente y superando toda serie de amenazas en el río, siendo la contaminación la más evidente.
Aunque tardía, esta resolución dada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes el 7 de febrero de 2024, es crucial para preservar la identidad cultural de los pueblos que habitan las zonas inundables del río, cuyas tradiciones están profundamente entrelazadas no solo con el desarrollo económico, social y cultural del país, sino también con toda la cuenca del río y los ecosistemas asociados a ella.
La pesca en el río Magdalena es fuente de alimento e ingresos para miles de familias. Se estima que más de 35 mil pescadores navegan por las aguas de la cuenca Magdalena-Cauca, brindando sustento a más de 175 mil personas, según el libro Colombia Azul: Acuicultura Creciente y Pesca Sostenible, publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap).
Pero hoy, más que nunca, el oficio de la pesca está en grave peligro a causa de la contaminación, la alteración del cauce y sus afluentes, la pesca indiscriminada, el cambio climático, la falta de políticas de apoyo y el desconocimiento de ello, o el desinterés, por parte de la población. Aun así, la pesca artesanal resiste, como el bagre o el bocachico, especies amenazadas que siguen nadando contracorriente y superando toda serie de amenazas en el río, siendo la contaminación la más evidente.


¿Qué busca esta declaratoria?
¿Qué busca esta declaratoria?
Busca reconocer y mantener vigentes múltiples saberes y prácticas ancestrales de comunidades asentadas en las riberas del río Magdalena; un tesoro cultural que han resguardado de generación en generación cientos de familias de las que hacen parte los pescadores artesanales. Conocimientos sobre la técnica y el arte de la pesca, la navegación por el río, los ciclos de vida de distintas especies de peces, así como conocimientos, si se quiere más “ribereños”, que atañen al uso de los suelos de la cuenca, la gastronomía, la fauna, los usos medicinales de la flora de las zonas inundables, y otros oficios vinculantes que sostienen la economía familiar ribereña y refuerzan su conexión con el río, sin dejar a un lado, por supuesto, su rica tradición oral.
Al ser los portadores de todo lo anterior, los pescadores se reconocen como los primeros llamados a salvaguardarlos. Por eso, a lo largo de los 1.550 kilómetros del río Magdalena y sus playones inundables se han consolidado organizaciones de pescadores y líderes comunitarios que abogan por la protección de los cuerpos de agua y sus recursos. Fue con el apoyo de ellos que se desarrolló, en el marco de la declaratoria, el Plan Especial de Salvaguardia (PES).
Busca reconocer y mantener vigentes múltiples saberes y prácticas ancestrales de comunidades asentadas en las riberas del río Magdalena; un tesoro cultural que han resguardado de generación en generación cientos de familias de las que hacen parte los pescadores artesanales. Conocimientos sobre la técnica y el arte de la pesca, la navegación por el río, los ciclos de vida de distintas especies de peces, así como conocimientos, si se quiere más “ribereños”, que atañen al uso de los suelos de la cuenca, la gastronomía, la fauna, los usos medicinales de la flora de las zonas inundables, y otros oficios vinculantes que sostienen la economía familiar ribereña y refuerzan su conexión con el río, sin dejar a un lado, por supuesto, su rica tradición oral.
Al ser los portadores de todo lo anterior, los pescadores se reconocen como los primeros llamados a salvaguardarlos. Por eso, a lo largo de los 1.550 kilómetros del río Magdalena y sus playones inundables se han consolidado organizaciones de pescadores y líderes comunitarios que abogan por la protección de los cuerpos de agua y sus recursos. Fue con el apoyo de ellos que se desarrolló, en el marco de la declaratoria, el Plan Especial de Salvaguardia (PES).


¿En qué consiste el Plan Especial de Salvaguardia (PES)?
¿En qué consiste el Plan Especial de Salvaguardia (PES)?
El PES identifica los factores que amenazan los conocimientos y técnicas asociados a la pesca artesanal y establece medidas para protegerlos. Tiene distintas líneas de acción, entre ellas la soberanía alimentaria, la educación e investigación, y la incidencia política. En conjunto, el PES busca defender los derechos y permanencia sobre el territorio de quienes lo habitan, así como la protección del río.
Este plan es el resultado de un trabajo liderado por la Fundación Alma que, tras un proceso de cuatro años, estableció trece ‘ventanas priorizadas’ representadas por grupos de pescadores y aliados que ahora gestionan recursos a nivel municipal, departamental y nacional para implementar las líneas de acción del PES.
Lamentablemente, el PES no cuenta con recursos institucionales de obligatoria asignación; por lo que el éxito para implementarlo está a merced de la voluntad política y los recursos que se puedan conseguir a favor de las expresiones culturales que integran la declaratoria.
El PES identifica los factores que amenazan los conocimientos y técnicas asociados a la pesca artesanal y establece medidas para protegerlos. Tiene distintas líneas de acción, entre ellas la soberanía alimentaria, la educación e investigación, y la incidencia política. En conjunto, el PES busca defender los derechos y permanencia sobre el territorio de quienes lo habitan, así como la protección del río.
Este plan es el resultado de un trabajo liderado por la Fundación Alma que, tras un proceso de cuatro años, estableció trece ‘ventanas priorizadas’ representadas por grupos de pescadores y aliados que ahora gestionan recursos a nivel municipal, departamental y nacional para implementar las líneas de acción del PES.
Lamentablemente, el PES no cuenta con recursos institucionales de obligatoria asignación; por lo que el éxito para implementarlo está a merced de la voluntad política y los recursos que se puedan conseguir a favor de las expresiones culturales que integran la declaratoria.
Patrimonio cultural y derecho de propiedad territorial
Patrimonio cultural y derecho de propiedad territorial
Familias de pescadores, pueblos indígenas, afrocolombianos y otros grupos humanos integran las comunidades asentadas en las riberas de los ríos desde hace siglos. Y aunque no poseen títulos de propiedad sobre el territorio, cultivan en sus orillas durante el verano y conviven con el agua cuando llega el invierno. Su hábitat es catalogado jurídicamente como ‘zonas de la nación’.
¿Deberían tener ellos algún tipo de derecho sobre estos territorios? Juan Carlos Gutiérrez, subdirector de la Fundación Alma, afirma que, durante el proceso de consolidación del PES, temían que se confundiera el hecho de ser portadores de una tradición cultural con el derecho a ser propietarios del territorio que habitan, porque podría ser causa de rechazo de la declaratoria. “Por eso tuvimos un manejo muy prudente, y nos enfocamos en el ámbito de la cultura”.
Juan Carlos complementa diciendo que, aunque dichas comunidades pescadoras y ribereñas no tengan derechos de propiedad, sí tienen legitimidad en el territorio, y esta declaratoria lo reconoce.
Familias de pescadores, pueblos indígenas, afrocolombianos y otros grupos humanos integran las comunidades asentadas en las riberas de los ríos desde hace siglos. Y aunque no poseen títulos de propiedad sobre el territorio, cultivan en sus orillas durante el verano y conviven con el agua cuando llega el invierno. Su hábitat es catalogado jurídicamente como ‘zonas de la nación’.
¿Deberían tener ellos algún tipo de derecho sobre estos territorios? Juan Carlos Gutiérrez, subdirector de la Fundación Alma, afirma que, durante el proceso de consolidación del PES, temían que se confundiera el hecho de ser portadores de una tradición cultural con el derecho a ser propietarios del territorio que habitan, porque podría ser causa de rechazo de la declaratoria. “Por eso tuvimos un manejo muy prudente, y nos enfocamos en el ámbito de la cultura”.
Juan Carlos complementa diciendo que, aunque dichas comunidades pescadoras y ribereñas no tengan derechos de propiedad, sí tienen legitimidad en el territorio, y esta declaratoria lo reconoce.


Hacia un pensamiento basado en el agua
Hacia un pensamiento basado en el agua
Colombia cuenta con 30 millones de hectáreas de humedal, lo que representa casi el 20% del territorio nacional. Sin embargo, estos valiosos complejos de agua han sido tradicionalmente ignorados.
Para el subdirector de la Fundación Alma, una declaratoria como esta es una oportunidad para que el ordenamiento y la gobernanza del territorio contemplen conceptos como los ecosistemas acuáticos agroalimentarios o acuatorios, concepto desarrollado por Juan Carlos y definido como “el sistema de relaciones y tejidos estructurados alrededor del agua”.
Bajo este concepto, toman relevancia los humedales asociados a las planicies inundables de la Cuenca del Magdalena, que proveen de alimentos y otros servicios a pescadores y sus familias, pero también a comunidades más extensas. “Muchos de estos lugares proveen el agua a los acueductos veredales o municipios. Si lográramos un esquema de protección del sistema de conocimientos de pescadores asociado a la protección, por ejemplo, de la Ciénaga de San Silvestre y el Llanito en Barrancabermeja, estaríamos teniendo un impacto directo en el distrito”, explica el subdirector de Alma.
Colombia cuenta con 30 millones de hectáreas de humedal, lo que representa casi el 20% del territorio nacional. Sin embargo, estos valiosos complejos de agua han sido tradicionalmente ignorados.
Para el subdirector de la Fundación Alma, una declaratoria como esta es una oportunidad para que el ordenamiento y la gobernanza del territorio contemplen conceptos como los ecosistemas acuáticos agroalimentarios o acuatorios, concepto desarrollado por Juan Carlos y definido como “el sistema de relaciones y tejidos estructurados alrededor del agua”.
Bajo este concepto, toman relevancia los humedales asociados a las planicies inundables de la Cuenca del Magdalena, que proveen de alimentos y otros servicios a pescadores y sus familias, pero también a comunidades más extensas. “Muchos de estos lugares proveen el agua a los acueductos veredales o municipios. Si lográramos un esquema de protección del sistema de conocimientos de pescadores asociado a la protección, por ejemplo, de la Ciénaga de San Silvestre y el Llanito en Barrancabermeja, estaríamos teniendo un impacto directo en el distrito”, explica el subdirector de Alma.
Río abajo
Río abajo
En conclusión, esta declaración es muy pertinente, pues reconoce las expresiones culturales que deben ser protegidas y, a su vez, constituye un primer paso para buscar alternativas de inclusión política a comunidades históricamente marginalizadas. Incluirlas en la gobernanza de las zonas inundables podría significar la transformación de las economías locales y regionales.
Por otro lado, y posiblemente fruto de esta declaratoria, los ojos del mundo y de los colombianos están empezando a volcar su mirada con interés a las inmensas riquezas que emanan del río: sus paisajes, su biodiversidad, sus expresiones culturales y su potencial turístico. Este año, por ejemplo, se inaugurarán los servicios de un crucero que, zarpando en Barranquilla, hará un recorrido visitando distintas poblaciones por la ribera del río, hasta desembarcar en Cartagena.
En conclusión, esta declaración es muy pertinente, pues reconoce las expresiones culturales que deben ser protegidas y, a su vez, constituye un primer paso para buscar alternativas de inclusión política a comunidades históricamente marginalizadas. Incluirlas en la gobernanza de las zonas inundables podría significar la transformación de las economías locales y regionales.
Por otro lado, y posiblemente fruto de esta declaratoria, los ojos del mundo y de los colombianos están empezando a volcar su mirada con interés a las inmensas riquezas que emanan del río: sus paisajes, su biodiversidad, sus expresiones culturales y su potencial turístico. Este año, por ejemplo, se inaugurarán los servicios de un crucero que, zarpando en Barranquilla, hará un recorrido visitando distintas poblaciones por la ribera del río, hasta desembarcar en Cartagena.


¡Espera dos próximas entregas de El Pregonero sobre este mismo tema! Te llevaremos de pesca por Honda y sus alrededores, descubriremos recetas gastronómicas de la mano de mujeres ribereñas y nos sumergiremos en algunas de las manifestaciones culturales más representativas de la cuenca del Magdalena, río que atraviesa nuestro país y nos define como colombianos.
¡Espera dos próximas entregas de El Pregonero sobre este mismo tema! Te llevaremos de pesca por Honda y sus alrededores, descubriremos recetas gastronómicas de la mano de mujeres ribereñas y nos sumergiremos en algunas de las manifestaciones culturales más representativas de la cuenca del Magdalena, río que atraviesa nuestro país y nos define como colombianos.
Compártelo: